miércoles, 9 de septiembre de 2009

Ponencia a presentar en las Audiencias Públicas de tratamiento del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Y sí, llegué con la lengua afuera, angustiado porque no se me venía una puta idea a la cabeza, pero después de unos mails intercambiados con los cumpas, y gracias al viaje de una hora desde V.Elisa hasta 9 de julio y Corrientes que me permitió plasmar casi todo lo que creo correcto decir en las audiencias públicas. Al mediodía entregué el trabajo, asi que ya no hay tiempo de corrección, sólo me sujeto a la opinión y al veredicto de los lectores:

Ponencia sobre el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

Definiciones del diccionario de la Real Academia Española.

Dispositivo:

a) que dispone.

b) mecanismo o artificio dispuesto para producir una acción prevista.

c) organización para acometer una acción.

d) disposición, exposición y actitud.

Mediático:

que pertenece a los medios de comunicación.

Monopolio:

a) concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que esta aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio.

b) convenio hecho entre los mercaderes de vender los géneros a un determinado precio.

c) ejercicio exclusivo de una actividad, con el dominio o influencia consiguientes. Ejemplo: Monopolio del poder político, de la enseñanza.

d) acaparamiento

e) situación de mercado en que la oferta de un producto se reduce a un solo vendedor.

Oligopolio: (De oligo- y el gr. πωλεῖν, vender).

a) m. Econ. Concentración de la oferta de un sector industrial o comercial en un reducido número de empresas.

El Dispositivo Mediático, el cual es integrado por los grupos monopólicos y oligopólicos de la información, ha dispuesto un ataque frontal a la democracia. Han dispuesto acallar la pluralidad de las voces, imponiendo de manera definitiva un discurso único, acaso como paradigma reverberante a partir de la caída del Muro de Berlín y sus consecuencias durante la década de los noventa.

Como exponentes del mas salvaje neoliberalismo, estos grupos imponen a los 40 millones de argentinos uno de sus principios fundamentales, el de pagar para ver y escuchar.

Día a día adiestran empleados capaces de poner su nombre y su rostro para instalar la idea de un país al borde del abismo, un país ingobernable; voces que supuestamente representan el pensamiento de toda una sociedad “cansada y que quiere vivir en paz”, voces que recrean una realidad de manera similar a los momentos previos al último golpe de estado; invocan de manera subliminal a esa creación nefasta de la figura de Doña Rosa; titulares, editoriales y videographs histéricos y pueriles al servicio de la instalación del “nadie hace nada” y “así no se puede vivir mas”.

El martes lo expresó de forma retórica un representante de los pueblos originarios en este mismo lugar: por qué los pobladores de la Puna tenemos que recibir de manera constante las noticias que hablan sobre los cortes de calle de Callao y Corrientes o el mal humor de un día típico de tránsito pesado.

Asistimos, entonces, a la institucionalización de los representantes mediáticos “legitimizados” por la gente (pero no por el pueblo, vaya diferencia de concepto). Cualquier entidad o espacio público que tenga un televisor, dicho aparato estará anclado en un solo canal de noticias, el cual se autodenomina “independiente”. Lo mismo sucede con las radios, donde el bombardeo cotidiano del “todo mal” va horadando, de manera inconsciente, el pensamiento propio del ciudadano de a pie. Si lo logran, sea desde la radio, la televisión, los diarios e internet, el trabajo está realizado: han formado opinión. Estos representantes han aprendido todas las técnicas a emplear sobre el básico eje emisor-receptor: voces que se alteran, que suben de tono, que expresan indignación, voces que se erigen como auténticos representantes del sentir y pensar de la “mayoría silenciosa”, como les gusta decir; en fin, voces que se aúnan para golpear a un objetivo determinado. Voces que hablan en nombre de la libertad de expresión. Voces que confunden la libertad de prensa con la libertad de empresa, al decir de don Arturo Jauretche.

Siguiendo la lógica de este discurso, interpreto que la libertad de expresión de este sector es la libertad para los que mas tienen, para los grupos privilegiados, para la “gente como uno”, para el argentino blanco y “bien pensante”.

Me pregunto que pensarán sobre la libertad de expresión en los años de plomo. Me pregunto cómo sería eso del control de medios durante la dictadura militar. ¿Habría alguna conexión, con, por ejemplo, la entrega de Papel Prensa a los directorios de los grandes diarios en el año 1977? ¿O con la editorial del diario Clarín, días después del 24 de marzo de 1976, afirmando que la censura sólo había durado 72 horas?

Hace varios años, cursando la materia Legislación para mi carrera de dirección de cine, pregunté por qué seguíamos utilizando una ley, la Nº 22.285 que carecía de toda legalidad ya que los firmantes eran Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy y José Martínez de Hoz, entre otros, máximos responsables de la dictadura genocida y hambreadora del pueblo argentino. La profesora, molesta con este cuestionamiento, sólo contestó que era la única ley que regía por ese entonces y por eso había que acatarla. No me respondió de manera positiva cuando le repregunté sobre la posibilidad de plantear una nueva ley.

Entonces vuelvo a la misma pregunta, ¿qué se entiende por libertad de expresión?
El pueblo argentino fue rehén durante veinte años de un grupo mediático que se adueñó de nuestro deporte más popular: el fútbol. Con la típica lógica del capitalismo brutal, nos impuso el único modo de poder ver los partidos de fútbol a través de la televisación: pagando. Si tenés plata, vas a tener cable, vas a tener codificador y asunto sellao. Si no tenés plata, vas a tener que juntar las monedas para ir a un bar con un montón de personas como vos, que no tienen un mango, y que se apiñan en las mesas, entre pocillos de café y vasos de cerveza, discutiendo entre rivales antagónicos. Y si no te gusta, esperás hasta el domingo a las diez de la noche y entonces sí, ahí estarán los Iluminados de la Redonda, los que la tienen clara, los que te van a explicar que esta buenísimo que este grupo siga dominando la talope, pero eso sí, vos te quedás con la ñata junto al vidrio. El hecho mas terrorífico de esta privatización del deporte nacional fue el de haber normalizado el hecho de ver 90 minutos una tribuna con gente cantando, gritando o insultando. Esta es la libertad de expresión para ellos. Perfecta la frase: Pertenecer tiene sus privilegios.

En los blogs pudimos encontrar un refugio, un lugar de construcción de la realidad diferente al que nos impusieron los grupos mediáticos. De a poco, estos espacios de comunicación se van agrandando, a la espera también de que en el nuevo Proyecto de Ley se proponga la democratización total del uso del servicio de Internet para el pueblo.

Decía que estos espacios comienzan a ser importantes en el hecho de escuchar y leer otras voces, con la posibilidad de interactuar a través de los comentarios, y así ir construyendo un sentido sobre algún debate o alguna opinión. La posibilidad de la hoy ¿inexistente? repregunta. Como podemos observar en cualquier programa de televisión o reportaje radial, la repregunta se realiza sólo a los que osan decir que representan, simpatizan o simplemente, están de acuerdo en algunos puntos, con el oficialismo.

Como dijo alguien anteriormente, la peor censura es la que no se ve, y en este sentido los blogs parecen ser ninguneados, no tomados en serio o tenidos en cuenta por el establishment de medios. Pero tenemos casos que parecen romper esta construcción, como la censura sobre unos videos subidos a YouTube por el blog Mundo Perverso y el cierre del blog ¿Qué te pasa Clarín?, claros ataques a la pluralidad de voces y opiniones. Me sigo preguntando sobre la cuestión de la libertad de expresión.

La decisiva influencia de los medios de comunicación en el conflicto de la Resolución 125 ha logrado reinstalar la cuestión del “ser nacional”, idea desarrollada y llevada a cabo por los grupos privilegiados y dominantes en tiempos del primer centenario de la patria. Conceptos tales como “el campo es la patria”, “el campo es trabajo” o la apropiación de nuestras insignias patrias (tal como lo hicieron a principios del siglo XX, para estigmatizar a los inmigrante arribados al país) volvieron a decirse y repetirse hasta el hartazgo, de manera de decir subliminalmente que, mientras el “campo” es trabajo, los desocupados y los asistidos socialmente “no quieren trabajar”. Basta ver las diferencias en cómo son tratados mediáticamente Luís D'Elía y Alfredo de Angeli. Mientras este último parece ser el héroe de las pampas húmedas, D'Elía aparece como la personificación misma del Mal. Quisiera creer que no es un caso de xenofobia. Así también se criminalizan y estigmatizan todo tipo de protesta social, llegando al colmo de que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires haya dicho que los docentes “son vagos”.

Como bloguero y cineasta, integrante del Movimiento Peronista Bloguero, el cual participa en la agrupación Faro de la Comunicación, quiero expresar que la necesidad de la sanción de una nueva ley, que sea parida por nuestra democracia, nos va a comenzar a liberar como pueblo, para que podamos participar todos, los que vivimos en Buenos Aires o los que viven en un paraje de Catamarca, los que tienen la posibilidad de pagar cualquier tipo de servicio y los que no pueden acceder a ellos.

La ley vigente es uno de las muchas creaciones monstruosas ---pero vivas--- de la última dictadura militar. En repudio a esos fusiladores y todos los que lo antecedieron en nuestra historia sangrienta, quiero terminar esta ponencia nombrando a todos nuestros fusilados que también fueron víctimas de la tergiversación y el manipuleo de los medios de comunicación. De los pueblos originarios masacrados desde la invasión española a Manuel Dorrego y los 700 muertos de la Semana Trágica; de los 1500 fusilados en la Patagonia Rebelde a los 400 muertos que murieron asesinados por el odio gorila un 16 de septiembre de 1955, hecho todavía no reconocido como tal por la historia oficial; de los asesinados el 19 y 20 de diciembre a los fusilamientos de Kosteki y Santillán, donde los medios titularon “La crisis causó dos muertos”. Y por supuesto, honrar la memoria y la lucha de nuestros 30.000 desaparecidos. Ellos habrían estado orgullosos de la pelea que estamos dando por la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales, ley fundamental y fundacional para nuestra democracia.





DIEGO MARTIN GONZÁLEZ

www.elotrocampo.blogspot.com

Integrante del MPB (Movimiento Peronista Bloguero)

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